"PEATÓN, DIGA NO" DE ARMANDO TEJADA GÓMEZ
Salir,
el viento arriba, cualquier mañana de estas
al
día trepidante, izando la paciencia,
insistiendo
en los sueños que no se dan y huyen
locamente
delante de nuestra suerte perra;
salir,
ya mal herido por los informativos
y
con el diario en llamas por la chispa de América
— corriendo
hacia lo de uno urgentemente solo —,
es
un fulero asunto, una ronca vergüenza
escondida
en el fondo del manso portafolios,
esa
tonta mochila del peatón sin tregua.
Yo
peatón, me digo con el pecho golpeado
por
las humillaciones sucesivas del día,
digo
que yo me digo: hay que hacer algo, viejo,
antes
que venga el cáncer y te deje en la vía;
hay
que hacer algo pronto y aquí, sin ir más lejos,
hacer,
no sé qué cornos, empezar la podrida,
porque
yo ya no llego, ni con la lengua afuera
si
no empiezo esta cosa de enderezar la vida,
¡aquí
y ahora mismo!, digo, sin dar más vueltas,
asumiendo
la bronca feroz de cada día.
¿Qué
hacer? ¿Qué hacer, hermano, debajo de la lluvia?
¿Debajo
del cemento, donde un perro agoniza?
¿Debajo
del gobierno, inerme y ciudadano,
yugando
bajo el peso de sus grandes mentiras?
¿Qué
hacer? ¿Qué hacer, hermano, lacerado de afiches
donde
la coca-cola se mata de la risa?
Hay
que encontrar la forma de dárselas con todo
porque
a mí no me arreglan ya con otra aspirina;
pero,
¿qué hacer, hermano, debajo de la lluvia
como
un desopilante inspector de cornisas?
Yo
peatón, culpable de ser la muchedumbre,
yo
mismísima culpa, no compro más tranvías!
Digo
no. No y a muerte. ¡No redondo y en seco!
Y
para todo el viaje digo un no cañonazo!
Un
no en la plena jeta del mercader de Patria!
No,
hasta que yo no tenga las treinta y tres de mano!
¿Se
da cuenta, compadre? Era simple la cosa.
Como
dicen los bolches: la libertad se ejerce.
Ya
tengo la precisa. Digo no, simplemente,
y se
les viene abajo toda la estantería.
Pruebe,
compadre, empiece por los no más pequeños,
no
a la pequeña burla que casi ni se siente,
diga
no a los legales prósperamente oscuros,
a
las fotonovelas, al cantante epiléptico;
no
al opio venenoso de la Tevé y la Radio.
Diga
no. Es una bomba: y con la mecha ardiendo!
Dígalo
en todas partes: en su casa, en la feria
en
la calle, en los trenes, en la cancha, en el viento;
lléveselo
al trabajo de modo bien visible
y
lúzcalo orgulloso como un pañuelo nuevo,
después,
vaya subiendo en grados subversivos
hasta
el no más heroico y de cada momento:
no
a las persecuciones, a la atroz carestía,
a
los golpes de Estado y a los edictos rengos;
no
a los yanquis en Cuba (o en cualquier otra parte)
a
la guerra asesina en Vietnam, por ejemplo,
a
que humillen la sangre como en Santo Domingo
sumando
nuestra sangre a sumados ejércitos;
diga
no sin tapujos allí donde le cuadre
hasta
que se propague por el país entero
un
no como una casa, grande como una casa
donde
un día podamos alojar nuestros sueños.
Pero
si acaso siente por el aire un sonido
como
de pueblo andando caudal en su torrente,
si
fueran a buscarlo los compañeros río
para
Jordán y limo de sus hondas vertientes,
empínese
en la honra de la Patria que amamos
y
salga a decir sí,
sencillamente.
Armando Tejada Gómez
De “Profeta en su tierra” Pp. 108 a 110.
VER
http://www.tejadagomez.com.ar/
http://www.mdzol.com/mdz/nota/397718-se-viene-compadres-el-documental-sobre-armando-tejada-gomez/
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